domingo, 11 de noviembre de 2007

Zarangollo Murciano

Esta receta es típica de la huerta de Murcia. Zarangollo, en panocho (el lenguaje de la huerta murciana) quiere decir revuelto. Es fácil, rápida y le gusta a todo el mundo.

- 1 kilo de calabacines pelados y cortados en rodajas finas
- ½ kilo de cebollas cortadas en juliana
- 4 huevos
- Aceite (de oliva, claro)
- Sal
- Orégano

En una cazuela con tapa se pone aceite a calentar (que cubra el fondo de la olla, como medio dedo de altura) a fuego lento y se añaden la cebolla y un chorrito de agua (unas 3 cucharadas soperas, no más) se tapa la olla y se deja que se vaya cocinando poco a poco. Cuando empiece a estar blanda se añaden los calabacines, se mezclan bien con la cebolla y se deja cocer tapado y a fuego lento, unos veinte minutos, moviendo de vez en cuando.

Cuando la cebolla y el calabacín estén doraditos, se sacan de la olla y se ponen en un escurridor para que escurran el aceite y se enfríen un poco.

En un bol grande, se baten bien los huevos y se añaden las verduras. Se pone todo de nuevo en la olla (de la que habremos sacado todo el aceite menos unas gotas) y se remueve bien, a fuego lento, hasta que cuajen los huevos. Se rectifica de sal y añadimos una pizca de orégano. Y listo.

Como el calabacín, tradicionalmente, era una hortaliza de verano, cuando había escasez, se añadían también patatas al zarangollo, cortadas como para tortilla, o se hacía con calabaza que es de invierno. También hay una versión dulce del zarangollo, que lo convierte en un postre, aunque nunca la he probado, sólo lo he leído por ahí: se caramelizan las cebollas y los calabacines cociéndolos con mantequilla, canela y azúcar. Después de añadir los huevos, se cuece en el horno, en una flanera, y se sirve con crema inglesa hecha con crema de leche, una vaina de vainilla y azúcar.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha salvado. Cuando me casé juré que sabía hacer zarangollo, ahora no voy a ser descubierta.
Un saludo agradecido desde Murcia

Cuaderno de Cocina dijo...

Me alegro de haberte salvado. Ya sabes lo que puedes poner mañana para comer. Y de postre, paparajotes.